¡No creía en las dimensiones! ¡Pero creí en el amor fiel!
¡No sabía de obsesiones! ¡Pero conocí el sabor de tu piel!
¡Plenos como una apacible flor! Son para mí tus vestidos.
¡Llenos de tu apetecible olor! Al que son adictos mis sentidos.
¿Cómo militar en dos universos?
¡El de mi corazón! ¡Y el de la turgencia de tus pechos!
¿Cómo no devorar esos labios tersos?
¿Qué hay de mi razón? ¿Y de la exigencia de los hechos?
¡Me vuelvo loco de pasión!…
Siento que estoy conociendo, la verdadera vida.
Me disuelvo con un poco de tu persuasión…
¡Y de tu aliento dependo! Como si fuera bebida.
¡Entre las hembras tu eres mía! ¡Salvaje!
Cada vez más fuerte y majestuosa.
Siempre siembras en mi alegría y no coraje.
¿Sabes?
Voy convencerte de ser mi esposa.
K. L.
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