No soy un ente. ¡Soy un animal!
¿No lo hubiera imaginado?
Estoy… Entre el bien y el mal.
Como si no entendiera su significado.
Con la oscuridad diseminada en las naciones.
La humanidad no encuentra la mesura.
Y los hermanos se condenan en sus pasiones
Como villanos que se afrentan sin cordura.
En el entorno de este violento camino.
Por ti me he entregado, sin aprecio de razón.
Ya no hay retorno… Solo viento divino.
De ti me se ha enamorado… ¡Mi necio corazón!
K.L. Ortega
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